En la calle de Burjasot, en un bloque de viviendas situado frente al CEIP Navas de Tolosa, nos encontramos con un frondoso jardín en un espacio interbloque, flanqueado por árboles y rodeado de un tupido seto de hiedra.
En su interior nos llamó la atención la cantidad de macetas sobre banquetas de plástico y madera que parecían esperar al jardinero/a que les buscase un lugar en tierra firme sobre el jardín.
El día que lo descubrimos vimos a un señor tumbado en una hamaca muy cerca del jardín. Pensamos que podría ser el jardinero en la sombra y nos acercamos a preguntar.
Con cierta desconfianza nos dijo que no sabía nada de ese jardín, que en el edificio la mayoría de los vecinos eran muy buena gente. Si se enteraba de quién lo mantenía y nos pasábamos otro día por allí nos lo diría.
Volvimos a pasarnos la semana siguiente, preguntamos a un chaval sentado en las escaleras de entrada al edificio y nos comentó que se acaba de mudar y tampoco sabía nada del jardín.
No insistimos más, parecía que el jardín quería mantener su anonimato